Cuando conversamos con nuestras amigas, colegas o compañeras de trabajo en qué queremos como mujeres, y sí que son muchas cosas, suele salir el tema de amarse a uno mismo o tener una buena o alta autoestima… y ahí aparecen miles de recomendaciones de qué debemos y no hacer, de cómo vestirnos, de cómo mirarnos al espejo, de que decir y como decirlo… hemos tenido siempre un bombardeo de información, cómo no recordar las primeras revistas juveniles, haciendo memoria me encuentro con “Tu”, “Miss17” y varias otras, en donde aparecían test y tips de cómo tener una mejor autoestima, especialmente enviando mensajes, a nosotras, las mujeres. No podemos negar que muchas veces hemos puesto a prueba toda esa cantidad de tips en una cita, en una entrevista, cuando estamos con otras mujeres o rodeadas de hombres, etc. Y bueno, no es malo, porque claramente lo que hacen todas estas cosas es hacernos más conscientes de cómo estamos y como somos en el ámbito social.
Sin embargo, cuando empezamos a mirar un poco más allá y queremos realmente hacer un proceso para lograr una autoestima positiva, es cuando entendemos que más que desde afuera, el cambio viene desde nuestro propio interior, de volver a mirarnos, no sólo frente a un espejo, si no con esa mirada interna que solo nosotras conocemos… es ahí cuando empezamos el nuevo camino, el autoconocimiento, uno de los pilares fundamentales para poder descubrir y ser quienes realmente somos.
En este descubrimiento como primer tip, y ya que nos gustan bastante y están tan de moda, es hacerles una invitación a retroceder unos añitos atrás (algunas más y otras menos) y comenzar a conectarnos con nuestra niña interior… sí, esa que aparece en los momentos de máximo dolor y lucha y también en los mejores momentos de nuestra vida… es nuestra niña la que recibió los primeros años de vida los miedos, angustias, tristezas, fracasos, frustraciones, amores, cariños, amistades, relaciones etc… esta sin querer va apareciendo en nuestro día a día, se va haciendo presente como un llamado de atención para recuperar nuestra salud y nuestra paz. Cuando hemos sido niñas amadas, respetadas, cuidadas y sabemos recibir y entregar amor, logramos entonces tener relaciones sanas con nuestros padres, hermanos y parejas.
Cuando nos vamos a nuestra infancia y éramos niñas y algo no salía como lo deseábamos nuestro primer pensamiento iba en que algo no estaba bien en nosotras, que algo no funcionaba e intentamos en todo momento hacer las cosas bien para que otro nos mirara, nos aceptara y nos quisiera, y ese primer otro es un padre o una madre, presente o ausente, del cual lo único que esperábamos era amor. Entonces, podemos ir recordando qué cosas hacíamos cuando niñas, con que llamábamos la atención de nuestros padres, ¿necesitábamos llamar la atención? O quizás siempre estaban, ¿Qué expectativas tenían ellos de mi? ¿en qué situaciones mis padres me retaban? ¿Cómo obtenía yo el amor y el respeto de otros? … ¿siendo una buena estudiante, una “señorita”, una buena hermana, la mejor deportista? Y así un sinfín de cosas que me pedían los otros y que muchas veces TUVE que hacer!!! No por que quería!!! Y ahí volvemos nuevamente al presente, cuantas cosas hago hoy porque DEBO hacerlas y no porque QUIERO!!! Bueno, todos esos deberes pertenecen aún a nuestra niña interior… esa que quizás se siente sola, o necesita mucha gente alrededor para estar bien y “feliz”.
Las invito entonces a dar este primer paso para tener una mejor autoestima y recuperar nuestro amor propio, para ello necesitamos una buena dosis de compromiso, constancia y valentía, para dejar la forma en que hemos pensado todos estos años y empezar a sanar nuestra alma y nuestro ser femenino; todo esto en el camino del amor, de aceptar aquello que vivimos como niñas, de dejar de criticar a esta niña, abrazarla y llenarla de amor, de darle confianza en que hoy somos distintas y tenemos herramientas para avanzar más sanas y felices. Recordemos siempre que ahora somos nosotras quienes tenemos el poder de nuestras vidas y la responsabilidad de ser forjadoras de nuestro presente… entonces vamos a empezar a aceptarnos tal y como somos, a escuchar nuestras necesidades, sentimientos, emociones y empezar a actuar en lo que SI deseamos y queremos para nosotras y no para otros.
Natalia Araya Olguín
Sicóloga