Definida como acciones que patologizan los procesos reproductivos naturales y biológicos, a través de un trato deshumanizado del personal médico, la violencia obstétrica puede prevenirse con información y empoderamiento. Aquí, las kinesiólogas expertas en preparación al parto Camila Boettiger y Florencia Monje entregan cinco consejos.
1. Informarse: Es necesario entender cómo opera el parto, cuáles son sus etapas, qué sucede dentro de nuestro organismo; saber cuáles son los derechos que tenemos como gestantes; aprender a reconocer lo que nos dice nuestro cuerpo. “Todo eso es necesario saberlo de antemano. Si una no se informa, se entrega a distintos criterios profesionales que pueden no coincidir con lo que uno desea”, comenta la kinesióloga Camila Boettiger, experta en parto y piso pélvico. “Al informarse, puedes saber qué es lo normal o esperable y qué no lo es. Y hacer valer tus derechos, sin dejarse infantilizar”, añade.
Apoderarse del parto:“Parir es un hecho fisiológico normal y personal; el parto no es propiedad del equipo médico. Somos nosotras quienes debemos y podemos tomar las decisiones. Elegir cómo queremos parir”, dice la kinesióloga Florencia Monje, experta en preparación al parto y asesora de lactancia. “La clave está en lograr conectarse con esa sensación de poder. De decir: el parto es mío”.
3. Hacer un plan de parto: Si bien en nuestro país no tiene ninguna validez legal, realizar un plan de parto por escrito expresar de cómo se quiere vivir la experiencia del parto genera varios beneficios. “Primero, es una instancia que establece mayor formalidad y horizontalidad entre mujer gestante y equipo médico. Y segundo, es una tremenda oportunidad para plantearse, con más detenimiento, lo que la embarazada desea y no desea para esta experiencia; por lo tanto, es una instancia de reflexión y autoconocimiento”, señala Florencia Monje. Ejemplos de lo que se puede escribir en el plan de parto son: que se requiere compañía de la pareja en sala de parto, pedir luces bajas, que no se realice episiotomía rutinaria, que no se administre oxitocina sintética, o tener apego inmediato.
- Buscar un equipo médico que esté en la línea de lo que uno desee: Es fundamental sentirse cómoda con quienes ayudarán a traer a nuestros hijos al mundo. «Muchas veces las gestantes se quedan con médicos porque son de años, porque atendieron los partos de la familia, o porque atendió el parto del primer hijo. Pero no necesariamente porque sigue una línea con la que se sientan cómodas», comenta Florencia Monje. La especialista añade que es importante sentirse escuchada, contenida y respetada. «Por otro lado, muchas veces en el sistema público no hay posibilidad de elegir. Ahí, volvemos al punto inicial. Hay que informarse y entender el parto en su magnitud, para hacerse valer», agrega Camila Boettiger.
Vencer el propio miedo:Recientes investigaciones hablan de que hasta 25% de las gestantes le tienen un miedo muy intenso al parto, lo que se conoce como tocofobia. Los miedos más preponderantes son a perder el control de la situación, una episiotomía y al dolor. “Lo más importante, es comprender que el dolor no es lo mismo que sufrimiento. Que yo puedo estar anestesiada hasta el pelo y estar sola en el pabellón, muerta de miedo, sin que nadie me diga nada, y estar sufriendo sin sentir dolor. Pero también puedo estar sin anestesia, pero contenida y acompañada de quien quiero, segura y protegida. Y tengo dolor, pero no estoy sufriendo”, comentan las especialistas, quienes realizan el taller Preparación al parto en parejas, en el que entregan esta y varias otras claves para empoderarse y, de manera informada, decidir la forma en que se quiere vivir este trascendental proceso, logrando una experiencia positiva.
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