Chiquillas: Recuerden que si en la actualidad podemos votar libremente es porque hubo un grupo de mujeres feministas, llenas de garra, que lucharon y crearon campañas de información para reivindicarnos dentro de la sociedad a través de nuestros derechos políticos. Es en 1920 cuando comienza el debate por la extensión del voto femenino, lucha que trajo como resultado la aprobación del voto de las mujeres en elecciones municipales el año 1934, el cual ejercerían al siguiente año. La presión y buen trabajo ejercido por agrupaciones feministas hacen efecto y es el 8 de enero de 1949, donde en Chile es válido el sufragio femenino para las elecciones presidenciales y parlamentarias.
«En 1945, la poetisa Gabriela Mistral recibe el Premio Nobel de literatura, siendo la primera mujer latinoamericana en lograr aquel prestigioso galardón. Ya convertidas en una fuerza política considerable, con representantes de reconocimiento mundial, las mujeres refuerzan su influencia por la ampliación de sus derechos ciudadanos. El proyecto de sufragio femenino fue redactado por las dirigentas del Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH) y abogadas, Elena Caffarena y Flor Heredia, y presentado en 1941 al presidente de la época Pedro Aguirre Cerda, partidario de la lucha de las mujeres por sus derechos políticos, actualizando disposiciones como la creación de registros electorales separados para ambos sexos. «Chilenos son hombres y mujeres», señala. Este mensaje provocó un nuevo impulso al movimiento sufragista femenino. Sin embargo, la muerte del mandatario retrasa el proceso. Pasan años donde duerme el proyecto en el Congreso, además de los cambios de gobernantes, hasta que no se retoma el tema.
El 8 de enero de 1949 el Presidente de la República, Gabriel Gónzalez Videla, firma la ley Nº 9.292, que daba a las mujeres de Chile la posibilidad universal de hacer uso de su ciudadanía y votar en igualdad de derechos. Celebrado este gran suceso en un acto público en el Teatro Municipal de Santiago, con la asistencia del Presidente, Ministros de Estado y autoridades; sin embargo, no fueron invitadas las máximas líderes de esta lucha por su cercanía al Partido Comunista. (Fuente: Diamela Eltit). La ley comenzó a regir 120 días después de ser promulgada en el Diario Oficial, el 14 de enero de 1949.
Para las elecciones de 1950, la ex intendenta de Concepción, Inés Enríquez Fröden, es elegida diputada, siendo la primera chilena en ocupar este cargo en la historia republicana de la Nación coronando así una larga historia de lucha femenina por la reivindicación de sus derechos ciudadanos. En 1952, las chilenas votan por primera vez en una elección presidencial». (Texto/ Fuente: Memoria Histórica).
Pero la lucha continúa, dice nuestra administradora pública, Liseth Cortés: «Hoy el problema lo encontramos en términos de representación política, Chile presenta una de las tasas más bajas de representación política de mujeres, como ejemplo solo el 13,9% del parlamento está compuesto por mujeres, en contraste con el 22.3% de países de América Latina».
Mujeres: ¡Somos mayoría!
Debemos ser conscientes del poder que tenemos. Las mujeres somos víctimas de diferentes tipos de segregaciones: social, económica cultural. Participemos de la política, ya sea ejerciendo nuestros derecho y deberes civiles, así como postulando a cargos de representación política, ya que son una poderosa arma para finalmente lograr la verdadera igualdad de género.
Gracias a todas las mujeres que lucharon por nuestros derechos; sobre todo en aquellos tiempos donde el machismo era aún más fuerte, y también a las que actualmente siguen promoviendo nuestros derechos, por tener convicciones claras y espíritu de cambio.
¡Vamos por más!