¿Por qué cuesta tanto hablar de esto? Tener y sentir placer. Existe tantas formas de vivir la sexualidad, no existe un patrón para definir una respuesta única. Es necesario poner ciertos temas en la conversación, sin vergüenza, ni temor.
Dentro de los temas que evitamos hablar están las fantasías sexuales (necesarias por cierto), orgasmos, clítoris v/s vagina, el tamaño, la tonificación vaginal, punto G, orgasmo anal, posturas sexuales, multiorgasmos, eyaculación femenina, deseo sexual, sexo y amor. Muchas veces por no querer consultar las mujeres viven durante mucho tiempo una desagradable vida sexual, que se aleja 180° del objetivo del acto sexual que es el PLACER.
Es muy necesario que las mujeres aprendan a conocer su cuerpo, sin temor. Para esto es necesario que desde madres, tías, profesoras, profesionales de la salud, eduquemos, primero eliminando mitos y falsos conceptos. Enseñar a tener una actitud positiva frente al sexo, durante esto y posterior. Si bien el hecho cúlmine del acto sexual es el orgasmo, este no debe ser el fin último, cuanto esto ocurre se transforma en una tortura, que no permite disfrutar el sentir deseo, fantasear, disfrutar el contacto piel a piel, los roces, esto es parte de lo normal y es necesario que sepan que no siempre se llega a un orgasmo, lo que no quita que el acto sea gratificante.
A las mujeres se les ha negado el placer, se les ha enseñado a no sentir, a reprimir sus deseos cuando estos nacen en la adolescencia, donde comienza nuestra vida sexual, puede ser de manera sana o trastocada, llevando esto a futuras a disfunciones sexuales, como la anorgasmia, no siendo una generalidad tampoco.
- Para desmitificar es importante mencionar algunos mitos que pasan de generación en generación:
- Las mujeres tienen dos tipos de orgasmos, y el más importante es el vaginal.
- Hay que conseguir llegar al orgasmo simultáneamente con tu pareja.
- No disfruto y finjo los orgasmos, ¿se me notará? ¿sigo haciéndolo?
- Punto G: en él está el orgasmo más intenso.
Con todas estas cosas y muchas más en la cabeza, es claro que no se consiga un orgasmo. Relajarse, disfrutar tu cuerpo y no pensar, son elementos claves, para lograr lo que esperas, que es disfrutar contigo y con un otr@. Muchas veces las mujeres llegan al encuentro con otro, pensando en lo que el otro verá en ella: su cuerpo, sus defectos, sus vellos y un sinfín de cosas que reflejan inseguridad, falta de aceptación y capacidad de amarse tal como están. Generamos una orden que indica: “Ojo, no se excitará contigo, tú tampoco”. Créanme que los hombres ven otras cosas, ven la satisfacción que ustedes le provocan. ¿Dónde reside el verdadero problema de estos casos? En la percepción de la mujer.
Es más habitual de lo que se piensa recibir en consulta a una mujer que declara abiertamente que jamás ha sentido un orgasmo, que en ocasiones “hasta” consigue excitarse, pero que nunca ha conseguido llegar al clímax, o bien no sabe lo que es, que como bien decía una canción de los 90: “Electricidad”, es un golpe eléctrico que provoca satisfacción, la intensidad puede variar, esto es diciéndolo de manera muy simple.
Cuando una mujer se permite ser ella misma y darse el valor que tiene, los orgasmos llegan solos.
Somos seres sexuados y como tales tenemos derecho a sentir y disfrutar de nuestro sexo a través de nuestro cuerpo y mente. No tiene que haber pasos marcados, no hay formas correctas de relacionarse sexualmente ni pasos a seguir, cada persona es diferente y cada momento en nuestras vidas es único y está rodeado de un contexto o circunstancias que no sólo en ti son cambiantes, sino que también lo son en la otra persona, si el sexo es en compañía.
El sexo es mucho más que unos genitales y por supuesto mucho más que un coito. El sexo no entiende de géneros, ni de edad, ni de religión, ni de política, ni de moral. El sexo es la esencia de nosotros que a veces se pierde al hablar de él por boca de otros.
¡¡El sexo es vida!!
Continuará…
ALEJANDRA CASTRO TAPIA
MATRONA
DIPLOMADA EN SEXUALIDAD