Recuerdo que en Ripley de Santiago hubo un caso de una chica que fue con su polola se probó una chaqueta y, como se veía guapa, su polola le dio un beso. Los guardias y vendedoras, encontraron que no había escena más terrible en el mundo que una pareja de mujeres adultas se besara porque se gustaban y las trató pésimo, gritándoles que en esa tienda no había ropa para gente “como ellas” y uno de los guardias le pegó a una de las niñas. Obviamente, quedó la escoba, las jóvenes denunciaron, el MOVILH organizó una besatón a las afueras de la tienda, los medios contaron lo ocurrido y, todo mundo se enteró que la tienda tenía ropa para la famosa del comercial, al estilo Diana, pero no para lesbianas.
Como el hecho quedó en la retina de los compradores, la tienda, en vez de involucrarse en el tema y capacitar a sus trabajadores, decidió optar por algo que llamase más la atención y empezó a regalar poleras con frases como “Ni Una Menos” o “Te Metes Con Una, Te Metes con Todas” y aprovechar así la contingencia y la gran acogida que ha tenido este movimiento en contra de la violencia de género. ¿Buena estrategia? Júzguenlo ustedes, pero es el tipo de cosas que las tiendas del retail han hecho desde siempre para lavar su imagen o atraer clientela cuando la cosa no anda bien y es lo que pueden ver en una miniserie inglesa que se llama “The Paradise” que, ambientada en la época victoriana (sí, es época victoriana, pero verá que un beso entre dos mujeres produce harto menos escándalo en el Chile del 2016) muestra lo que ocurre en una de las primeras grandes tiendas que comenzaron en Europa.
En la serie, conocemos a la adorable Denisse, una campesina, que llega a la ciudad a trabajar con su tío, pero que una vez ahí, se da cuenta que las cosas no van muy bien, porque han nacido las “Galerías Paradise” que se están robando toda la clientela. Como Denisse necesita plata y a veces el hambre tiene cara de hereje, comienza a trabajar para esta mega tienda y descubre que tiene talento y pasión por el negocio, por lo que además recibe el constante apoyo de su jefe, quien ama la creatividad de Denisse. Entre ideas, vestidos de seda y sentir valorado su trabajo, Denisse se va enamorando del jefe, lo que es sólo uno de sus grandes problemas, porque, además de enamorarse de un imposible que se pasea con otra frente a sus narices, debe soportar envidias y caguines de sus compañeras, en una época en que la mujer no podía tener ideas, sino sólo obedecer.
La verdad es que, si bien esta serie no es tan conocida, igual la recomiendo por varias cosas:
1.- Porque es de época y eso siempre resulta atractivo. Con sus acentos y trajes perfectos, uno se olvida lo poco dados que eran al baño por esos días y se compra perfecto el cuento de que sus dentaduras eran así de perfectas.
2.- Porque el acento inglés y el poco contacto de piel, pero las muchas miraditas hacen que uno se coma las uñas para ver el momento de pasión en que él le tome la mano para ayudarla a bajar la escalera, juajajaja.
3.- Porque en la tienda hay perfumes, sombreros elegantes y vestidos hermosos, que son una maravilla a la vista, sin que importe con quién se quiere dar besos usted.
4.- Y la más importante. Porque entendemos que, si hoy, a las mujeres nos cuesta desenvolvernos en el mundo profesional, o que nuestras parejas no crean que nuestro trabajo es menos pesado que el de ellos, en esos tiempos la cosa era aún más complicada y gracias a las valientes que en esos días salieron a dar la pelea, la cosa hoy, es un poco (sólo un poco) mejor.
La serie tuvo dos temporadas y se emitió el 2012 y 2013 en Reino Unido. Es una adaptación de la novela El paraíso de las Damas. Puedes verla en Netflix.
Y ustedes… ¿Creen que la lucha por los derechos de la mujer ha cambiado mucho desde la época victoriana hasta hoy?
Saludos,
Catherine Saavedra
