Hace un tiempo tuve la oportunidad de participar en uno de los talleres que se imparten a las diversas mujeres de la comuna de San Felipe, el oficio que se estaba enseñando era el de repostería. En esa instancia, puede conversar con algunas de las mujeres que eran parte y observe la tremenda falencia que existe en cuanto al conocimiento de la educación cívica de sus participantes. Al finalizar el taller de ese día, muchas se mostraron interesadas en la temática y me invitaron a seguir asistiendo para poder aclarar las diversas dudas que tenían. Al final no se concretó nada.
¿Qué es el Estado? ¿Qué es el Gobierno? ¿Cuáles son los poderes del Estado? ¿Qué hacen los legisladores? ¿Cuál es la diferencia entre un senador y un diputado? ¿Qué labores ejecuta el presidente?
Estas y otras preguntas son las que algunas mujeres se hacen día a día y tienen directa relación con la participación de las mujeres a nivel cívico y político. Bien sabido es que la educación de nuestro país deja mucho que desear, pero ¿existen instancias para perfeccionar el conocimiento de nuestras congéneres en la vida cívica y política?, pero ¿qué se está haciendo?
A nivel de Gobierno tenemos al Ministerio de la Mujer y Equidad de Género el cual tiene bajo su dependencia al Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG). En el ámbito local, que a mi juicio es el que genera mayor impacto, nos encontramos con la Oficina Municipal de la Mujer, que ejecuta diversos programas: Programa 4 a 7 Mujer Trabaja Tranquila, Programa Municipal de la Mujer, Programa Mujer Trabajadora y Jefa de Hogar. Ahora la pregunta que cabe hacerse es ¿realmente estos programas dan herramientas de cultura cívica que provoquen un REAL empoderamiento de la mujer? A mi parecer la respuesta lamentablemente es negativa.
La primera crítica consiste en que en los talleres siguen perpetuando el rol que la mujer siempre ha tenido en la sociedad: algunos ejemplos son repostería, peluquería, acolchado, deco-hogar, crochet, tejido, entre otras. La segunda, es que no existe ninguna instancia en que, dentro de estos mismos talleres (que finalmente no tienen nada de malo PER SE), se complemente el conocimiento de la educación cívica básica que debería tener todo ciudadano con derecho a voto.
El conocimiento de la educación cívica no es un tema solo de las mujeres, sino que atañe a la sociedad en su conjunto, pero es particularmente importante que nosotras tengamos conocimientos básicos de esta temática, ya que somos el género que ha sido perjudicado y dejado de lado a lo largo de la historia del país y porque no decirlo del mundo.
¡La única forma de empoderarnos en nuestros derechos es partir por conocerlos!
Paula Alejandra Freire Sabaj
Abogada
Magíster en Derecho Penal y Procesal Penal