Me he puesto a pensar en el puerperio desde la mirada propia de mi cuerpo, de mi alma, de mis emociones. También desde el acompañamiento que he hecho a otras mujeres, algunas incluso con bebés de un día de nacidos. Retrocedo en el tiempo cuando las veo y también me veo ahí: frágiles, miedosas, necesitadas de amor materno y confianza, inseguras, así nos sentimos cuando nace un hijo… La leche cae, a veces también las lágrimas …
Comenzamos a transitar el puerperio, a sumergirnos en nuestra maternidad, en el olor a leche y el sueño liviano, en dejar de ser una para fusionarnos con la guagua y navegar juntos este mar de emociones… Mi hijo llora: me angustio, se me aprieta el pecho, siento miedo, me paso el peor de los rollos y así comienza el viaje… a veces la soledad y la guagua, nuestras únicas compañeras; otras, queriendo estar en la más profunda intimidad, pero llena de gente, que en ocasiones, ni siquiera entiende el viaje de esta puérpera, opinando y confundiendo nuestro propio instinto mamífero y así seguimos, entre la ambivalencia de lo que grita nuestro cuerpo y lo que dice el mundo, como si estuviéramos en un espiral, sumergiéndonos a ratos en la maternidad misma y su fusión mamá-bebé y otras, en cambio, subiendo a la superficie de lo social y común, a la frecuencia de nuestro entorno. Entre la luz y la propia sombra.
Pasan los meses y continúan los cambios, seguimos siendo lobas, siempre alertas, siempre atenta a la cría, a protegerle. Más sólidas, más confiadas en nosotras mismas, ya nos dimos cuenta que podíamos, sí, pasamos los 3 meses, llegaremos a los 6, sin “volvernos locas”, porque también es cierto que a ratos nos supera, nos cansamos y sentimos que el agobio nos desborda, sentimos culpa y nos cuestionamos….
Pero el cuerpo es sabio, se adapta, las emociones se fortalecen, ¡Es tanto el amor! Que la oxitocina nos saca a flote… buscamos compañía, cambiamos el pañal en tiempo récord, sacamos la teta y nos da lo mismo. Miramos cómo ha crecido nuestro retoño. … Y nos damos fuerzas, nos decimos unas a otras, necesitamos saberlo:
¡Lo estamos haciendo bien!
Margarita Vidal Montecinos
Terapeuta Floral-Asesora de Lactancia Materna- Mamá emprendedora