Caí en las garras de un abusador sin darme cuenta. Soy una mujer de 33 años, profesional e independiente. Todo fluyó de manera «normal». Me fue conquistando de a poco: me cocinaba, me armaba panoramas bacanes, bailábamos. Todo iba bien… ¡Por fin había logrado conquistar a alguien!.
Maltrato psicológico: Víctima del abusador emocional

No le gustaba mi talla 38, él cocinaba rico, pero siempre cuestionó lo que comía o lo que no. Yo no me maquillo, así soy yo, pero todo eso para él era un problema. Jamás tomó mi mano en la calle, jamás dejó que nos vieran juntos. Y yo seguía ahí… esperando el amor.
El abusador que violenta físicamente
Un día, aburrido «quizás» de mi falta de maquillaje, de que no tuviera una talla 34, de que no saliera con tacos, discutimos y me agarró de los brazos, pero eso no le daba derecho a dejarme moretones. Dos días después vio esas marcas y no podía creer que él fuera el responsable, pero eran sus dedos marcados, obviamente me echó la culpa: «Te pusiste weona y yo reaccioné». Lo peor de todo es que yo creí en eso.
Me llevó a su casa, yo feliz porque me iba a presentar a su familia. En el bus lo pillé hablando con otra mujer, diciéndole que iba solo y lo pillé no porque revisé su celular en la locura, me acosté en su pecho para dormir y él hablaba delante mío. ¡Volví a aguantar! ¿Por qué?
En su casa se perdió, me dejó acostada y se fue, no llegó hasta el otro día después de las dos de la tarde, borracho. Su hermana me lo advirtió, me hizo un té con canela y me contó cómo era su hermano, mi amor (para mí). Llegó, lloró, me dijo que me amaba, que yo era todo en su vida, que su hermana ni su familia lo querían. ¿Y adivinen qué?… ¡Le creí!.
Anuló mi autoestima

Dos días después de llegar de nuestras vacaciones en Brasil él comenzó a estar con la chica que conoció por redes sociales. Yo desde ese momento no lo pesqué más, pero el volvía una y otra vez, prometiendo amor eterno. Sus visitas insistentes cada vez se volvieron más violentas, diciendo que si no estaba con él, me iba a obligar. Llegaba llorando, borracho, muy drogado.
¿Por qué permití esto?
Por fin se fue, pero su fantasma sigue ahí. Todos los días me pregunto por qué acepté y aguanté todo eso. ¡Tonta, tonta, tonta! Si me humilló tantas veces por no ser flaca, me pegó, no me tomó de la mano jamás, me utilizó, yo costeaba los panoramas.Y así, sin darme cuenta, fui una mujer violentada y utilizada. ¿Tanto amor propio me faltaba? ¿Qué me pasó? ¡No se!…
- Si luego de leer esta carta sospechas que estás en una relación tóxica y violenta busca ayuda de un profesional (psicólogo), contención familiar y recuerda que existen Centro de la Mujer a lo largo de todo Chile.
- Desde el SernamEG existe el Fono Orientación y Ayuda Violencia contra las mujeres 1455
- Puedes leer también la nota de Nosotraselblog «A propósito de Tea-Time… ¿Contigo pan y cebolla?» https://www.nosotraselblog.com/2017/07/proposito-tea-time-contigo-pan-cebolla/