Lo conocía teóricamente, por mi profesión, había estudiado el círculo de la violencia, pero no es lo mismo verlo en libros, escucharlo en podcast, que vivirlo.
No te das cuenta en qué momento te volviste sumisa, miedosa, alejada de tus amigos e incluso tu familia, te dejaste de mirar para estar pendiente de agradar al otro, y obviamente, que no se pusiera celoso, porque sino desatabas el infierno, aunque con el tiempo te das cuenta que nunca fue tu culpa. Entonces viene un cargo de conciencia por haber aguantado no solo las agresiones físicas, verbales, sino su mantención económica y te preguntas: ¿por qué aguanté a un narcicista y no puse límites claros?, ¿Por qué buscaba hacerme cargo de la salud mental del otro, sin pensar en la mía? y no, no encuentras respuestas lógicas.
Pero vives, porque sabes que estás rodeada de amor, te encuentras y te felicitas, porque después de muchos intentos, saliste de ahí. Y yo te digo, tú también puedes hacerlo.
Hola amigas, mi nombre es Mariana, tengo 38 años, soy directora de una corporación, y quiero compartirles mi historia de violencia en el pololeo, para todas quienes puedan apoyar a alguien o si lo estás viviendo, no te sientas sola, porque acá estamos nosotras. Gracias por este espacio de desahogo y aprendizaje.
Salir de esta relación fue gracias a mi propia garra, y la sabiduría y terapia de una persona muy importante, mi psicóloga, quien estuvo conmigo en todo momento cuidando mis emociones y aconsejándome en medio de la oscuridad. Generalmente, uno protege a su agresor, no le cuenta a familiares o amigos, por eso es tan importante contar con apoyo terapéutico.
Además, callé por vergüenza y los comentarios que esto conlleva. Pareciera que existe una forma de ser víctima, pero este tema es transversal, le puede pasar a todas las mujeres, incluso a las que nos somos admiradas por nuestro liderazgo.
ASÍ SE VIVE EL CÍRCULO DE LA VIOLENCIA: NUNCA ES NUESTRA CULPA
Aún recuerdo en una de mis sesiones, mi psicóloga me dijo: «No me gusta cómo va esta relación. Primero fue el escote, regresa y pide perdón, luego show de celos con garabatos, porque te fueron a instalar la cocina, tienes constantes zamarreos con moretones y luego vuelve con cara de pena y te pide perdón. Esto va a ir creciendo y puede terminar muy mal, incluso en un femicidio. Por favor, cuídate». Y yo siempre justificando y queriendo creer que solo llegaría hasta ahí, pero no, no fue así. Los combos y su máximo descontrol estaban por llegar.
Ese año me surgió una nueva oportunidad laboral, para mi era muy importante, estaba a una hora de casa y con grandes profesionales. Lo que para mi era una alegría, para él era lo peor. El hecho de que yo compartiera «con hombres» fue el gatillante para que una noche llegara realmente descompensado, con claros signos de haber consumido drogas y alcohol, y comenzó a golpearme, combo tras combo. No paraba a pesar de mis quejidos.
«Solo quieres maraquear» o «Te gusta huebiar». Le respondía: «Para, me duele», pero no, los golpes no paraban a pesar de mis palabras. Mi corazón roto, por sentir que no merecía eso, y en un momento entregada, solo pensaba «no quiero morir hoy, ni menos de esta forma».
ETAPAS DE CÍRCULO VICIOSO: CÓMO RECONOCERLO
- Aparente Calma: Al principio es un encantador. Todo va viento en popa como toda relación que comienza. No hay desacuerdos gracias a que es la víctima, quien no produce inconvenientes al potencial agresor.
- Acumulación de tensión: Comienzan los desacuerdos y el agresor muestra su verdadera personalidad. Sale el lobo vestido con piel de oveja. Comienza el maltrato psicológico, primero con el control y luego menosprecios, sarcasmos o peticiones extrañas.
- Violencia: Llegan las agresiones graves, ya sea psicológicas, físicas o sexuales.
- Arrepentimiento: Llega el agresor pidiendo perdón. La víctima justifica su actitud y tiene esperanza de un cambio y lo perdona.
- Luna de miel: Etapa de flores y perdones. Están en aparente calma, pero luego se repite el ciclo.
Frases violentas que decía eran por amor y preocupación:
- «¿Y si te pones una polera menos escotada?»
- «¿Por qué ya no quieres tener sexo conmigo? ¿Maraqueas con otro?»
- «Por tu culpa me dan ganas de morirme»
- «Cuando me muera todos me van a extrañar»
- «¿Por qué no sales del baño… ¿con quién hablas?»
- «¿Por qué siempre te tengo que gritar para que me escuches?»
- «Cuídame, porque me vas a perder, mira que me conversa mucho la vecina»
- «Siempre haciéndose la víctima»
Querida lectora:
Busca ese apoyo que necesitas, recuerda que no estás sola. No calles. Y si conoces a un agresor, corre la voz, podrías salvar la vida de otra mujer.
¿Qué hacer si soy víctima de violencia?
- No sientas miedo de contar a tus cercanos lo que estás viviendo. Su apoyo será fundamental en tu protección.
- Es importante que cada vez que vivas un episodio de violencia, hagas la denuncia correspondiente en Carabineros, PDI o Fiscalía.
- Recuerda que tienes el apoyo del Estado en orientación, atención psicológica, social y jurídica a través de nuestros Centros de la Mujer[+] en todas las regiones del país.
¿Qué hacer si soy testigo de violencia?
- Llama gratuitamente al 1455[+] para pedir orientación sobre qué es mejor hacer dependiendo de las características de cada caso. Toda la información que nos entregues será confidencial.
- Si presencias un episodio de violencia donde la vida de una mujer puede estar en riesgo, llama de inmediato a Carabineros al 149 o al 133 o a la PDI al 134.
- Si eres familiar o parte del entorno cercano a la víctima, es importante que la contengas y acompañes para que se sientas más protegida.